Este mes de agosto que acaba de terminar, estuvimos conmemorando y celebrando los 500 años de fundación de la ciudad de Panamá la Vieja, así es como le llamamos nosotros porque luego de todo el desbarajuste de la huida de los ciudadanos que habitaban la ciudad perseguidos por los piratas y corsarios luego se construyó una nueva ciudad en lo que hoy llamamos Casco Viejo o corregimiento de San Felipe.
Se dicen como poco, 500 años, pero son bastantes generaciones y vidas las que han disfrutado esta fertil tierra que a muchos nos ha visto nacer.
Que mejor oportunidad para hablar de como ha sido este, a veces dulce y veces amargo, camino de tan joven república. Bastante singulares, porque a diferencia de otros países del área, somos un compendio de personas de muchos países desde siempre, es una de nuestras más hermosas virtudes. Somos mezcla de mezclas.
Por supuesto los primeros en llegar fueron nuestros colonizadores los españoles, quienes se involucraron con los grupos originarios de América y nacieron entonces los criollos, también empezaron a llegar gente de Italia, Francia, India, China, Estados Unidos (que a su vez fueron colonizados por otros países de Europa) y el gran sabor nos lo dio el toque negro de los esclavos Africanos que vinieron con los españoles pero se proliferaron con la construcción del Canal. Luego llegaron colonias de otros países y nosotros siempre les hemos recibido con los brazos abiertos porque sencillamente estamos acostumbrados a ser el país de los mezclados.
Más que hablar de territorio, en este artículo lo que deseo resaltar es que no nos damos cuenta desde adentro que tan mezclados estamos hasta que viajamos y vemos que otros países tienen una sola raíz o dos y ya. En Panamá el que más arraigo dice tener, viene del interior y en ese interior todos son de ascendencia española, italiana, francesa jajajajajaja así que figúrense ustedes, los realmente originarios son los indígenas y ellos deciden seguirse uniendo a otros indígenas así que poco se mezclan.
En los últimos tiempo debido a los movimientos de personas refugiadas o personas que deciden irse de sus países en busca de una mejor calidad de vida y terminan en Panamá, por varios aspectos, entre ellos la moneda que manejamos, en ocasiones desafortunadamente se han dado choques de opiniones o choques culturales si deseamos llamarlo bonito, en donde tristemente hemos sido acusados de Xenófobos por grupos minoritarios que no saben lo que dicen y gracias a las redes sociales multiplican esa mala opinión y adivinen?, NADA más lejos de la realidad. Eso ocurre porque son gente acostumbrados a quejarse hasta del aire que respiran, todo es queja, todo es molestia, todo es fastidio, no saben ver lo bueno antes que lo malo, son frustrados profesionales.
La realidad es que en Panamá amamos a todos los que han llegado y siguen llegando, casi todas las colonias que se establecen no solo se enamoran del lugar y hasta del clima caliente y sofocante, sino que terminan enamorándose de un(a) “panameñito(a) vida mía” y finalmente echan raíces, para hacer de los tamales, el arroz con pollo, el sancocho, los bollos, la fritura, los kekis, los suspiros, las cocadas y mil delicias más, sus platos de tradición familiar y sueñan con ver a sus hijas vestidas con la pollera (el vestido más hermoso del mundo), aunque sea una vez en su vida. Eso es un hecho, se ha vivido un millón de veces y se seguirá viviendo porque somos encantadores y magníficos anfitriones, nuestra luz es más brillante que mil soles y nuestra mejor tarjeta de presentación es nuestra historia.
Como en todos lados hay gente más buena que el pan y gente no tan buena, a quienes superamos con acciones y pienso que ese amor profundo que sentimos por nuestra tierra y por nuestro folclore y tradiciones es difícil de igualar e imitar, jejeje es lo que nos hace envidiables.
Me puse a investigar un poquito más de historia que de costumbre porque mis hijos tuvieron sendas presentaciones en sus colegios por el tema de los 500 años y no me queda más que agradecer al cielo por nuestro atinado comienzo en manos de Rodrigo de Bastidas y Vasco Núñez de Balboa por haberse encontrado con el istmo de Panamá y luego a Cristobal Colón quien fundó la primera ciudad en tierra firme (Santa María la Antigua del Darién) y luego Portobelo, ellos empezaron toda esta aventura, hay mucho que celebrar.
Yo definitivamente no fui una de las que pude ir a tomarme mi foto taquillera con la torre de Panamá la Vieja que es de lo poco que queda en pie de aquella época , pero ya lo haré porque la celebración continúa por todo este año, jajajaja mi tiempo no es el tiempo de la mayoría, a veces la vida me atropella jajajajaja, no saben como me rio de las cosas que me ocurren, pero sigo viendo la vida con optimismo y retomo mis conversaciones con ustedes porque para mi son necesarias.
Solo me resta decir que estoy TAN orgullosa de ser panameña/española/cubana y de amar este pedazo de tierra en forma de “S” que es mi hogar y es donde me enamoré y traje mis hijos al mundo, mi mayor tesoro.
Les invito a desfrutarlo tanto como lo disfruto yo y a entender que somos puente del mundo y corazón del universo.