Hace un par de años, cuando decidí compartir, desde mi perspectiva, con mis seguidores mi afición por las monarquías y todo lo que se mueve a su alrededor, ni en un millón de años me hubiese imaginado que había tanta gente interesada en un tema tan lejano que pintaba como que a nadie le importaba, y yo me decía: “la rara soy yo, es mi guilty pleasure leer sobre esta gente, y es algo íntimo personal”, me han dejado con la boca abierta.
Ha sido tan así, que me siento como en la obligación de aprender más, de leer e instruirme mejor, porque hay algunas seguidoras que inclusive leen más que yo y hasta notan detalles que a veces paso por alto.
Nunca la intención fue dar información formal tipo “oficina de prensa” de ninguna casa real, porque al final, lo que ellos dejan ver es solo lo conveniente, lo bonito y bien trabajado.
Lo mio es esa información muchas veces oculta, que algunos no manejan y que antes se podía controlar más, pero con la era de la tecnología, y eso de que la vida se pone cada vez más cara, pues la información delicada o sensitiva tiene su precio y se difunde con mucha rapidez y facilidad, si antes los royals Europeos se sentían en el ojo de la tormente y con el foco puesto encima todo el tiempo ahora la cosa es peor.
Gracias a ese placer del conocimiento royal, he conocido a gente maravillosa y una de esas top es mi amiga Judy, ella inquieta, creativa, proactiva, decidida y de armas tomar, un buen día me dice: “que tal si juntamos ambos conocimientos, el tuyo con los royals y el mío en etiqueta, protocolo, puesta de mesas, planeación de eventos en general y hacemos una tarde de té muy al estilo royal que le va a encantar a nuestros seguidores.
De ese modo incentivamos a la gente a que haga de su casa un ambiente hermoso y bien arreglado para compartir con su familia y amigos, con lo que tengan en casa guardado “disque para grandes ocasiones” que en muchas casas no llega y se queda guardado allí de por vida”.
Le dije que me parecía muy bien, pero dejé la inquietud en pausa, porque aún estábamos atravesando la terrible pandemia, y había que ser prudentes; no se habló más del tema hasta que pasaron unos meses y el tiempo de Dios, que es perfecto, me hizo pensar que era momento para preguntarle a Judy si todavía estaba en pie el ofrecimiento.
Ella se activó de una vez y de ese modo se empezó a fraguar, una tarde de té en Panamá a imagen y semejanza de mi abuelita la reina Isabel, en Buckingham Palace.
Pensé que sería una versión light, pero Judy no sabe hacer nada que no sea top, con grado 10/10 jajajajajaja ella pone toda la carne en el asador. Y siempre los resultados son excelsos.
Creo que anteriormente he escrito sobre los diferentes roles que desempeñamos algunas mujeres, pero es que la vida avanza y uno dice: “ajá, y esto cuando se va calmar? Cuándo terminará? Cuándo volveré a ser como adolescente que lo que me sobraba era tiempo y me aburría??
Y luego yo misma me respondo que jamás cambiará, porque ya construí mi vida de esa manera y soy otra totalmente, y se me pasa jajajaja.
Usaré la frase trilladísima de “me pongo varios sombreros” que representan a mis roles y actividades.
Y algunos por ahí dicen que el que mucho abarca poco aprieta, pero es que mujeres como yo no tenemos otra opción; o abarcamos todo o nos vamos a la porra.
El trabajo más fuerte y difícil del mundo es el de madre, muy muy duro, sobre todo si eres una madre comprometida, lo digo de esta manera porque existen algunas que solo son progenitoras (que es otra cosa, ellas solo paren y otros crían), es harina de otro costal. El papel de madre en estos días conlleva un montón de retos porque nuestros hijos están creciendo en un mundo de ventanas abiertas (demasiado para mi gusto) que guinda al extremo de sus brazos todos los días, ellos solo tienen cerrada esa ventana cuando duermen, y como todos sabemos, no toda la información que reciben es buena ni confiable y existen un montón de peligros terroríficos, así que además de ejercer como filtro desde todas las plataformas tv, radio, podcast, redes, grupos de whatsapp etc., también brindarles el amor incondicional que les permita entender que cuentan conmigo por siempre sin que crean que pueden hacer lo que les da la gana, un balance muy difícil.
Tener un trabajo independiente o un emprendimiento es lo más delicioso del mundo mundial, uno es su propio jefe, uno mismo se organiza su agenda en función de gustos, preferencias y conveniencias, nadie te dice como actuar, ni como vestir, ni te regula tus entradas y salidas; pero eso tiene su precio, el que no se mueve no gana y no paga cuentas, así que hay que estar muy pilas; amén de que la competencia en la calle está brava. Ese es uno de mis sombreros más audaces.
Hace ya más de un año he tomado la decisión de crearme el hábito de revisar mi interior todos los días, luego de despertarme y dar gracias al cielo por todo lo que me ha dado, empiezo puntualmente a ver lo que siento que debo mejorar en todos los aspectos de mi vida; en la búsqueda de minimizar nervios, ansiedades, preocupaciones, estreses, que no abonan en nada a la armonía de mi vida y la de mi familia.
Es entonces que, de vez en cuando, leo artículos o libros que me atraen al respecto y por supuesto no podían quedar por fuera algunos documentales de plataformas web.
Es así como flamantisimo y yo encontramos un documental en el que daban testimonio dos monjes ya mayores (uno de ellos el denominado hombre más feliz del mundo), estuvimos totalmente concentrado en lo que decían este par de señores.
Sorprendentemente, lo que dijeron no era nada que no supieramos, ni nada que solo con sentarse un ratito a meditar, nuestro sentido común no nos pueda decir. Ese precisamente es el punto, la gente ni hace pausas, ni se sienta a meditar y generalmente no le gusta usar el sentido común.
El protagonista de la serie, quien decidió ir a un fin de semana intensivo a escucharlos (hombre de treinta y tantos con mucho stress y ansiedad, como él mismo dijo), preguntó que cómo él podía hacer para bajar sus niveles de nerviosismo y ansiedad y para no tener insomnio?, cosa que nos pasa a casi todos.
El monje le contestó que es preciso que ante una situación de apesadumbramiento o angustia, lo ideal es hacer un alto y sentarnos primero a observar lo que ocurre, identificar qué es lo que nos inquieta y pensar en las medidas que se deben tomar para resolver de la mejor manera eso, que generalmente debe ir de la mano de “dejar fluir las cosas en su debido tiempo y curso” y puso un ejemplo que me impactó.
Definitivamente que la pandemia ha sacado un sin número de emociones y actitudes en la gente, que nunca antes pensé, lo bueno es que ya vemos con mayor claridad quien es quien.
Una de mis partes favoritas es que hubo creatividad sin límites y muchos se tuvieron que reinventar, otros meterle el hombro al emprendimiento y otros decidieron desempolvar emprendimientos que en su época fueron super exitosos, pero que eventualmente pasaron a la historia, porque todo lo bueno tiene su final.
Sin embargo, otra gran enseñanza de la pandemia, es que al parecer eso que creímos un “final” solo fue una pausa, son esas casualidades de la vida, que de casual no tienen nada, porque todo está escrito.
Les menciono esto porque un día recibí recomendación de una tercera persona, de una cuenta de IG cuyo nombre me sonaba mucho y no era más que aquel bar “on the go” que se inventaron, cuando mi generación estaba en los 20’s, donde servían para llevar cocteles exóticos, a la gente que salía de rumba y les encantaba pasar a calentar motores antes de ir a sus puntos de entretenimiento entiéndase bares, discotecas y afines.
Me causó mucha gracia y ganas de tomarme un par de esos drinks con #flamantisimo; afortunadamente así fue, aquellos antiguos dueños, revivieron sus tragos, ahora los llevan a domicilio y han puesto a más de cuatro a recordar mil anécdotas de aquella época y recordar gente que no vemos desde hace rato, sorprendidos de que el negocio vuelve a despuntar, ellos están logrando mover su economía familiar y nuevas generaciones están conociendo los deleites que siempre comentamos.
La tecnología ha llegado a unos límites que hasta los cines estuvieron a punto de quebrar en la época de los video club, luego se logró regular los estrenos y los cines triunfaron.
Antes de pandemia teníamos pelis en casa via web, pero los estrenos aún se podían disfrutar en los cines (uno de los placeres de flamantisimo y yo), y adivinen?! Nuevamente los cines están en cuidados intensivos, porque los lugares de mayor contagio son los cerrados de poca ventilación externa, y ese es el caso de las salas de cine.
Entonces, otro entretenimiento que se creía muerto y sepultado, y por motivos del distanciamiento que se debe tener, ha revivido como Lázaro, han sido los autocines, era algo que nuestros hijos solo conocían por verlo ilustrado en películas viejas o porque alguien comentaba.
Cuando existieron los autocines, setenteros y ochenteros en Panamá yo era una niña, y para mi mala suerte a mi madre jamás le han gustado cines de ningún tipo, ni teatros, ni museos, mejor pensemos que sus gustos son particulares y diferentes, por ende yo no era llevada a esos lugares y mi padre, un buen día no se que bicho le picó, decidió que sería buena idea llevarme él solo, una vez al cine y otra vez al autocine.
Yo me lo disfruté muchísimo y como siempre he sido muy observadora de detalles, recuerdo que para entrar al autocine donde fuimos había que pasar por una garita donde vendían el boleto para entrar, una vez dentro, el lote donde estacionaban los carros era de grava negra (piedritas pequeñas) y marcaban el lugar donde debían estacionar los carros, junto a cada ventana de conductor estaba un pedestal que tenía aspecto de radiotransmisor/bocina con un cable que se podía descolgar y poner dentro del carro para escuchar la peli o se dejaba colgado en el poste si gustaban, afortunadamente se le podía subir el volumen para que todos los ocupantes escucharan; las pantallas eran gigantes, tanto que iluminaban la carretera (Ricardo J. Alfaro) que pasaba justo detrás del autocine al que fui y desde esa misma carretera se podía ver toda la película, pero obvio sin audio. Jajajajaja
Ya cuando estuve en secundaria, descubrí que muchas generaciones de graduandos compraban tandas de películas en los autocines para recaudar fondos para sus graduaciones; era todo un trip. Por supuesto, a mi no me dejaban ir.
Gracias a esa única experiencia de infancia, que para mí fue lo máximo; pensé que el resurgimiento de los autocines sería fuera de serie para mis hijos también; así que sin pensarlo dos veces y siendo sorpresa hasta para flamantisimo compré el boleto, en la primera semana de estreno. Tomando en consideración que era fantástica salida sin contacto con más nadie y en nuestra burbuja familiar, luego de tantos meses aislados.
La situación ahora varía porque los autocines, no están en lugares fijos, quienes han decidido emprender este negocio nuevamente, alquilan lotes de estacionamientos, de los varios que hay en la ciudad, y allí ponen una pantalla inflable que es como 1/4 del tamaño de aquellas que conocí, pero con la hermosa ventaja de que escuchas la peli a través de la radio de tu propio auto. Un autocine actual.
Ese día llegamos, la película era familiar, todos entusiasmados y supuestamente preparados, porque hasta almohada llevaron jajajaja, flamantisimo y yo adelante, ellos 3 atrás, nosotros tenemos una camioneta así que estrechos no estaban, peeeerrrooo, no tardó el momento en que se formara la fajasón de los dos más pequeños, que si no veían, que si tenían hambre, que si estaban estrechos e incómodos, en fin, todo lo que no pensé de verdad que ocurriría, pedimos pizza para calmar los ánimos, y bebidas, ya me imaginan ustedes, yo estresada que no se fuera a caer ningún pedazo de pizza ni de bebidas dentro de mi carro, soy ferrea opositora que se coma dentro de los vehículos, nunca lo permito pero en esta ocasión cedí porque tenían hambre y deseaba hacer la experiencia placentera.
En fin, fue una noche para no olvidar, porque vivimos de todo, risas, peleas, lloradera, molestia, miedo (porque la peli tenía pedacitos de suspenso), angustia, sosobra por si se caía la pizza jajajajaja eso era como montaña rusa de emociones, algo totalmente diferente a lo que recordaba de mi niñez, flamantisimo solo me veía compasivamente, porque él sabía las expectativas con las que salí de casa, para luego reparar que no son ni los mismos tiempos, ni los mismos hijos, ni los mismos autocines. Los niños de aquella época eramos muy sumisos y los padres tampoco criaban como ahora, eso se notó.
Al regresar me reí y le dije a mis hijos que esperaba que les hubiese gustado, teniendo claro que para la niñez de entonces, cosas como esa nos parecían innovadoras y fuera de serie (la gran cosota), mientras que nuestros niños y jovenes actuales han visto mil y un millón de cosas WAO! (algo impensado en 70’s y 80’s), solo le pido al cielo que todo eso que ven a través de pantallas, no haga que pierdan la capacidad de sorprenderse y de emocionarse, al fin y al cabo es eso lo que le da sentido a todo.
El mundo cambia y evoluciona, mejora para unos, empeora para otros, lo cierto es que cada quien en su momento y en su tiempo disfruta, recuerda y cuenta como le fue en la FIESTA…..
Cada vez que llegan días patrios, escribo sobre lo orgullosa y privilegiada que me siento de ser panameña, porque a pesar de algunas cosas decepcionantes que ocurren aquí, pues al menos estamos juntos y conservamos nuestros recuerdos, estamos cerca de nuestros seres queridos presentes y ausentes y nos movemos como pez en el agua con los ojos cerrados, en nuestro entorno.
A diferencia de aquellos que lamentablemente les toca migrar y pierden lo antes mencionado por completo; les toca empezar de cero dejando muchas cosas importantes atrás, en pro de su seguridad y la de su familia.
Pero como nadie escarmienta por cabeza ajena, la mayoría de los panameños no piensan en eso, me excluyo porque yo si lo pienso, y bastante.
Luego ese pensamiento me lleva a elevar plegarias para nunca encontrarnos en una situación similar. Historicamente los panameños no somos de migrar, los porcentajes de gente que se va buscar un mejor futuro en otros países es baja, aquí hemos aprendido a vivir, a convivir y a subsistir si la cosa aprieta. Mal que bien aquí se consigue donde dormir y un plato de comida.
Y dije, además de mencionar los bellos atributos de lugares y comida deliciosa de mi tierrita, voy a compartir con todos lo que pienso puede ayudar a que hagamos mejor patria.
No necesitamos tener una posición privilegiada, ni estar nombrados en el gobierno para hacer algo por el país, no señores, este país es de todos y debemos tener responsabilidades como ciudadanos.
En varios de mis artículos anteriores he mencionado el clásico cliché de la “vida cíclica” que todos damos por sentado y como de costumbre nadie se sienta a meditar; pero si “ya saben como soy pa’ que me invitan” jajajajajajajajaja que risa, pues sí me senté a reírme sola.
Con todo el asunto de la actual pandemia escucho quejas y lamentos por los cuatro puntos cardinales (algunos justificados y otras no tanto) y pienso: definitivamente, es verdad que entre más se vive más paciencia se cultiva. Quizás esta es la primera vez que todos vivimos una pandemia, algo que hasta el momento solo leímos en enciclopedias; pero sí se han vivido otras situaciones difíciles como guerras, conflictos, dictaduras y brotes de nuevas enfermedades que hace años llegaron para quedarse.
En mi caso, viví la terrible dictadura que terminó en la invasión norteamericana llamada causa justa, para muchas familias panameñas no fue tan justa, hubo sufrimiento grande por terribles pérdidas humanas y económicas que ni les cuento, aquello no fue un lecho de rosas, hubo un terrible saqueo que nos sentenció a todos los decentes a racionalizar lo que se tenía en las alacenas en aquel momento, en casa gracias a Dios, como era vísperas de navidad, mi madre había hecho el supermercado de fin de año, así que por comida no nos preocupamos y nos apertrechamos como si fuese un bunker, pero solo se tenía eso, no había chance de comprar absolutamente más nada, farmacias, supermercados, tiendas, almacenes, completamente todo saqueado, por varios días, estabamos literalmente en una selva de cemento en el medio de la nada.
Y lo peor, no se crean que en aquel momento había los entretenimientos que existen hoy día, cero tv local (que solo eran 3 canales), la televisión por cable solo tenían las personas clase media alta para arriba, dependíamos de los video clubs para ver películas (los cuales también fueron saqueados), cero computadoras, ni tabletas, no existía internet y menos redes sociales, los celulares eran impensables en este país (de hecho ni existía aún la primera empresa de telefonía celular), el único juego de video que existía era Atari (y no todo mundo lo tenía), nada de nada, los juegos de mesa y el chismorreo por teléfono fijo con amistades y familiares o echar cuento con los de la casa, además del radio y los cassette era lo que aplicaba. Sigue leyendo «Maravillosa Vida Cíclica»→
Con esto de la cuarentena, flamantisimo y yo hemos descubierto nuevos entretenimientos para compartir juntos en la tranquilidad de nuestra casa, nuestro remanso de paz. Somos de esas pocas personas raras que amamos estar en casa.
Uno de esos entretenimientos, que ya teníamos, pero hemos reforzado es ver series de suspenso y acción, algunas policiacas y otras de ficción que nos llaman mucho la atención como los viajes en el tiempo y toda esa ponchera.
Debo reconocer que me gusta ver cosas que me entretengan y no me estresen, siento que ya la vida es suficientemente pesada para andar nerviosa por ficción; la primera película que vi sobre viajar en el tiempo al pasado, fue “Volver al futuro” hace ya bastantes años y la verdad era una historia bastante light y divertida.
En todo este tiempo casada con él, había visto algunas otras historias parecidas.
Pero, con todo este revuelo de Netflix en la vida de la humanidad, ha sido una perdición, es la nueva forma de traicionar y sentirse traicionado entre esposos jajajaja sí una pareja empieza a ver una serie y de repente alguno de los dos ve un capítulo en solitario, eso entra dentro de la categoría infidelidad. 🤣🤣
Una de las primeras series que vimos se llama Outlander, básicamente se trata de una magnífica serie ambientada en los años cuarenta cuya protagonista se transporta 200 años atrás. Una de las frases que me marcó fue cuando ella relata que era como imposible pensar que se pudiese viajar en el tiempo y que a ratos sentía que había quedado loca o se trataba de un sueño, pero que había descartado esa posibilidad porque la fetidez que despedía el tipo que la había rescatado en aquel tiempo, era algo que ella no hubiese podido imaginar ni en un millón de años; en ese momento algo hizo “clic” en mi fértil pensamiento imaginativo y empecé a ponerme en los zapatos del personaje.
A ratos me quedo con mis pensamientos más extraños sobre eso y a ratos comparto algunos con flamantisimo, quien siempre comenta jocosamnte al respecto.
No se si ustedes saben, pero hay personas en este mundo que creen en todo tipo de teorías de conspiración y existen inclusive expertos en el tema de viajes en el tiempo y toda esa locura, pero una de las teorías dice que si se pudiese viejar atrás en el tiempo cualquier mínimo cambio en ese pasado afecta extraordinariamente en el presente, las cosas serían totalmente diferentes, aquí es donde uno dice: pero que pretty, eso significa que puedo cambiar las cosas para que todo me resulte mejor y ahorita tener todo lo que quiero, pero resulta que con ese pequeño cambio que hicieses a tu favor cambiarías el entorno de todo lo que te rodea y de todas las personas directa o indirectamente que tuvieron aunque sea contacto lejano o por asociación contigo. Es una cosa que habría que hacerle gráficas a quienes no entendan. Les confieso, que a dicerencia de un poco de gente que dice que si volviera a nacer haría exactamente lo mismo en su vida; yo valientemente digo que regresaría a mi adolescencia y mi juventud adulta a arreglar un par de cosillas que merecen ser cambiadas un poquito, por supuesto que velando por que no se forme una catástrofe ahora, y siempre vigilando los planes que incluyen a flamantisimo y mis chiquillos de porra.
Retomando el tema del viaje a hace 200 años, en broma le digo a flamantisimo “amor imagínate que ella en la serie extraña un inodoro aseado y bañarse todos los días en una ducha y no en agua empozada en tina.” No quiero ni pensar como me iría a mí en los 1750 por allá, sin mi ducha para bañarme diario, no puedo concebir la idea de no oler bien y no usar desodorante, ni cremas, ni splaches de Victoria Secret o Bath and Body, pensar en los calores, en los mosquitos, en la falta de medicamentos para dolencias que hoy son sencillas de curar, y ni hablar de la parte vanidosa, el cabello terco rebelde que tengo sin salón de belleza, ni tinte, ni la depilación (se imaginan?) jajajajaja, y qué me dicen de los días de menstruación?
Yo le digo: “amor yo creo que viajaría con mis artículos de aseo personal y mi blower con el cepillo redondo y mi plancha, Él me dice: “sí?? Y dónde vas a conectar ese blower? Yo: “ay! Amor recuérdame empacar también una planta eléctrica pequeña o un par de paneles solares, lo que pueda poner más rápido”, él: “gorda recuerda que viajas al pasado a través de una piedra, no con un camión de mudanza” jajajajaja no saben cuanto me río mientras escribo.
Luego pienso en caminar bien fina y divina con mi pamela, y luego recuerdo las calles no pavimentadas arrastrando esos vestidos de época con cien mil capas en ese tierrero, me puedo morir, de tanta tela y de tanta tierra, y se me pasa como la rana René.
Pero lo peor de todo, sin duda alguna, sería el no tener ni voz ni voto, en aquella época era literal el dicho panameño que reza: “Las mujeres hablan, cuando las gallinas mean”, o sea nunca mana!! Me da un faracho con soponcio, no poder emitir mi opinión ante los hombres, ni pegarme un buen arrebato de vez en cuando, que coraje!! Quedaría en los libros de historia como la ahorcada por bocona, gritona y boqui sucia, pasando mi pena.
Finalizo este breve viaje imaginario al pasado en compañía de todos ustedes solo para decirles que doy muchas gracias a Dios! Porque estoy en esta época y no en aquella en que pasar trabajo era el deporte mundial, aunque ninguno de ellos lo sabía, uff! Soy mala pobre de verdad con estas calores el acondicionar de aire también es vital.
Me despido de ustedes no sin antes preguntarles por mera curiosidad, qué llevarían en su viaje al pasado?? (Me refiero a hace 200 años)…Les leo porque creo que me voy a divertir y mucho.
Sé que muchos de ustedes van a coincidir conmigo, principalmente los que tenemos familia con hijos, estar un día o un par de días solo es lo más sabroso del mundo, se siente una paz indescriptible y unas ganas que se prolongue jejejeje eso no es ser mala madre o padre, es sencillamente que el manual de los buenos padres no existe y a veces la crianza abruma, aunque se tenga ayuda de nanas, igual abruma.
Muchas veces yo dije “me he dado cuenta que soy medio ermitaña y me gusta mi soledad con un buen libro y cositas ricas de comer y beber soy feliz”, hasta que llegó la pandemia y removió todos mis paradigmas. Creo que a todos nos pasa que ni en un millón de años hubiésemos imaginado si quiera que ibamos a vivir algo tan fuerte como esto. Pero lo cierto es que lo estamos viviendo y yo siempre ultra observadora y meditabunda rápidamente me di cuenta que no todo mundo lo ha asimilado igual, de hecho hay gente que a estas alturas a más de dos meses de cuarentena y viendo los hechos a nivel mundial, no les cae el real y están en total negación, misma negación que les hace cometer toda clase de imprudencias, comenzando por salir de la casa buscando ser infectados o infectar a otros (para mi no existe mayor muestra de egoísmo humano).
Hay países como mi bello Panamá, en los que las autoridades tomaron cartas en el asunto bastante temprano y aunque no todo mundo esté de acuerdo, tanto dentro como fuera del país, lo cual es imposible, las medidas han rendido sus frutos y no hemos llegado a los terribles casos de colpaso de hospitales como en Italia y España, si eso pasara aquí, se va la mitad de la población, no hay base para hacerle frente, que va!!
De modo que mi actitud ante la pandemia con su consecuente cuarentena ha sido de agradecimiento porque estoy viva, estoy sana y lo más importante de mi vida está conmigo (mi marido, mis hijos, mis mascotas y comunicación continua con mis padres, hermanos y gente que amo) por supuesto comida para los tres golpes del día; no necesitamos más; siempre que se desesperan les digo: “qué es mejor? Esto o la unidad de cuidados intensivos o la cárcel? Aquí estamos reyes, tenemos tecnología, entretenimiento 24/7 y la comodidad de nuestro hogar, no quiero ni saber si esto hubiese ocurrido en los años 80’s ó 90’s cuando no había NADA, de a malas 2 canales locales y no todo mundo contaba con cable. Hay cientos de miles de personas que no tienen ni la mitad, enseguida todos en casa quedan a tono y felices, el confinamiento a ratos ahoga pero lo hemos podido manejar muy bien. Vivimos un día a la vez.
Sin embargo, en una entrevista que me hicieron hace un par de semanas, al final una chica abre micrófono y me dijo algo que me hizo meditar muchísimo. Ella me decía, que entendía perfectamente lo de vivir un día a la vez, pero que al menos yo tenía vida agitada, que a veces estar acompañado aunque sea para discutir es necesario. Ella se encuentra sola en su apartamento, antes iba a trabajar y en la tarde iba a hacer algún mandado y luego en la noche hacía planes con amigos para salir a tomar algo o ir al cine y así, por esa razón nunca sentía soledad, dado que llegaba a casa solo a corregir y planear (porque es maestra) y a dormir, además de que eventualmente recibía visitas de familia o amigos.
Todo cambió cuando observó que sus clases con niños chiquitos, para acabar de rematar, era todo un reto por via web y cuando pasan las agotadoras clases queda sola y en silencio a todas horas en su casa, no tiene novio ni esposo, y todo es a través de una pantalla con la gente que estima y quiere.
Tengo gran facilidad para ponerme en los zapatos de alguien y pensé “Dios mio, yo me estuviese trepando por las paredes”, aunque muchos digamos que amamos la soledad, puede ser, pero no de manera tan prolongada, el contacto con otros seres humanos es necesario, prueba de ello es la cantidad de personas a quienes les ha producido depresiones severas que los han llevado a tomar malas decisiones definitivas y permanentes.
Sentirse amado, querido, necesitado, y aunque sea intercambiar el coloquial cotidiano con alguien es necesario; luego he visto a otras personas, inclusive presentadoras de tv que han manifestado públicamente que están solas, íngrimas en sus apartamentos, quienes dicen en broma y en serio que en cualquier momento los cojines y los muebles les van a hablar, debe ser totalmente desesperante, por eso muchas de esas personas esperan con ansias las horas que les toca salir, para aunque sea dar vueltas en el carro o ir a ver gente al super o a las farmacias.
Tengo que reconocer que eso de que soy full ermitaña ahora no es tan así, porque sí es verdad que anhelo momentos de soledad total solo para consentirme a mí, inclusive sin flamantisimo, solita yo conmigo misma; pero no creo que pudiese estar sola en un apartamento encerrada en cuarentena, ni aunque me conectara con mil personas al día, cuando se apaga esa pantalla qué??!! Esa es una de las grandes enseñanzas personales que me está dejando la cuarentena, necesito sentirme acompañada en persona.
Admiro a todos(as) aquellos(as) que están solos y con enteresa están en casa inventando cada día como entretenerse, como complacerse, como mantenerse firmes y aún así tranquilos sin que la psiquis le juegue una mala pasada.
No sé si es correcto lo que voy a decirles pero creo que yo hubiese llamado a alguien cercano que se mudara conmigo al menos para convivir un tiempo y le comenté eso a la muchacha, a lo que ella extrañamente me respondió que es difícil porque si no es alguien que vive contigo desde siempre en unos pocos días se crean fricciones y discusiones a veces por tonterías porque las personas que viven solas tienen todo a su gusto y preferencia, ese es su espacio y lo hacen respetar de una manera egoísta, eso también lo entiendo. Pero y entonces cómo se hace?
Solo cada quien sabe como puede y hasta donde llegar a solas en confinamiento; siempre hay un roto para un descosido, a las finales quizás conozcan al amor de su vida via web y en plena pandemia, ese podría ser un regalo de la vida, como el del chico de New York que se enamoró de una muchacha que subía a bailar a su azotea todos los días. La vida es loca loca loca y a veces la realidad supera la ficción. Solo queda esperar a ver que trae esta cuarentena en solitario.
Ha habido muchas primeras veces en mi vida, pero en todas esas ocasiones otras personas habían vivido lo mismo anteriormente, así que yo como buena investigadora, encuestadora, indagadora, me dedicaba a revisar esas experiencias para aplicar lo conveniente y desechar lo que podría no venirme bien. Aún así, cada quien vive su mundo de manera particular, pero ni en mis más remotos sueños hubiese podido imaginar esto que venía.
Es la primera vez en la vida de TODOS, en el planeta, que se vive una Pandemia, con alcances insospechados y por esa falta de sospecha muchos países, en buen panameño, agarraron los “mangos bajitos“, ahora les está costando literalmente sangre sudor y lágrimas.
Lo actualmente vivido es como surreal, vainas que uno solo leía en libros de historia, que si las pestes, que si las fiebres, que si las “maldiciones”, dicho en forma dramática. Pues resulta que por andar distraídos y embriagados con los avances tecnológicos de los últimos 15 años no habíamos reparado en nuestra fragilidad.
El día de hoy voy a unir dos temas que son de mucha importancia.
Hace poco se conmemoró el día Internacional de la Mujer y seguidito nos enteramos del primer caso de coronavirus en Panamá; como siempre les digo, la velocidad que lleva la vida me supera y no había terminado de ordenar mis ideas para escribirles un artículo cuando se dan nuevos acontecimientos que todo lo cambian.
Tratando de no perder la razón y el equilibrio me dije; pues escribe sobre el impacto y la huella que podemos dejar las mujeres ante la terrible situación que estamos viviendo.
La humanidad en pleno sabe que nosotras somos el sexo fuerte, dadoras de vida y aguantadoras profesionales, las mujeres, sin saberlos, contamos con una fortaleza interna tanto física como emocional que la mayoría de la veces sale a relucir cuando nos vemos en peligro o vemos a nuestros seres amados en peligro.