REINA DEL DÍA DEL TRABAJO

Foto de mi tercer trabajo, uno de los pocos en los que fui feliz

Cuando empecé mi vida laboral era una chiquilla ingenua, inmadura y sin conocimiento de montones de cosas; de hecho vivía en un mundito con una visión tan reducida que esperaba trabajar toda la vida para alguna empresa donde mi mayor aspiración sería alcanzar ascensos y ganar un “gran salario” de un par de miles de dólares y creerme exitosa.

Ojo! Que no digo que eso esté mal, es solo que en ese momento, pensaba que era la única manera de surgir y tener algo, como indica lo que yo llamo “el librito de la vida”.

Con el tiempo aprendí tantas y tantas cosas, y recibí cualquier cantidad de golpes emocionales que me enseñaron a ser más fuerte y sabia.

Una de las mayores enseñanzas es que “trabajo para vivir no vivo para trabajar”, aunque para la mayoría de mis jefes era un insulto que sacara mi trabajo en el tiempo laborable y me fuera a mi hora de salida, porque para muchos de ellos; el mejor empleado era el que daba “el kilómetro extra que consistía en quedarse después del trabajo sin cobrar sobre tiempo y si lo podías hacer todos los días mejor; llegué a conocer empleados que todo el día pajareaban pero se quedaban, y esos eran los consentidos jajajaja, nunca logré entender semejante bobería.

Luego cambiaron el nombre de empleado a “colaborador” para que el adoctrinamiento fuese más digerible, no se si lo que buscaban era el sentido de pertenencia.

Nunca me gustó esa palabra porque trabajador o empleado es una persona que realiza una tarea con el compromiso de recibir a cambio paga monetaria, es una simple transacción.

Y colaborador es una persona que está siempre dispuesta a colaborar o ayudar junto a otras personas por un fin común y allí es donde yo digo que le pusieron el toque romántico al asunto para que muchos no sientan que están mal pagados por las muchas tareas que les hacen realizar.

Como ya dije antes, las circunstancias me llevaron por un camino que al principio me asustó y quedé paralizada, en shock, en la última empresa en que trabajé, me vi obligada a renunciar a un trabajo que me producía angustia, depresión, stress, tenía un jefe tirano al que detestaba (que por cobardía no me quería despedir) y un salario que detestaba aún más, estando graduada de la universidad y con el resto de mis compañeros que ganaban más del doble que yo, pero todos los días me repetía que no conseguía otra cosa y debía aguantarme porque necesitaba ese dinero, ya que tenía dos hijos en casa y mi esposo no podía con todo.

En fin, renuncié con una sonrisa sarcástica y llena de rabia diciéndole al tirano que me iba a otro trabajo mejor pagado y de acuerdo a mis estudios, solo para hacerlo rabiar; pero por dentro estaba muerta de pánico por mi destino. Cero confianza en mi misma.

Me fui con mi cheque de liquidación de hambre y ese primer día decidí meterme toda la mañana en un SPA porque me lo merecía y además debía aclarar las ideas para volver a empezar, no sabía ni como, pero era un nuevo incierto comienzo.

Luego de un par de días aclaré la mente, mi madre me recomendó tomar el curso de seguros en vez de buscar trabajar para otros y me tiré al charco, cada día que pasaba hasta que saqué la licencia me empoderaba más, me daba cuenta de la felicidad que me producía ser libre, sin tener que dar explicaciones ni pedir permisos a nadie; con el firme propósito de trabajar por mi y mi familia. Ser independiente es un reto muy difícil porque el que no vende no come, pero estaba dispuesta.

Han pasado 15 años desde que no tenía fe y confianza en que lograría salir adelante sin la imposición de alguien que no supiera valorar mis talentos y habilidades.

Puedo dar testimonio que sí se puede salir adelante con esfuerzo y sacrificio propio. Y no saben el orgullo que siento ahora y el total agradecimiento con el cielo por permitirme vivir la felicidad luego de la tormenta.

Ahora no solo tengo un trabajo sino varios, en los que me muevo como pez en el agua y me siento segura, feliz y completa, nadie nunca más me hará sentir como una tachuela aplastada y dañará mi autoestima que me costó tanto recuperar con ayuda de psiquiatras, terapistas y psicólogas; que ironías tiene la vida, en mi casa era amada por mi esposo e hijos  y quienes me pisotearon y dañaron fueron personas externas.

Viniendo de abuelos trabajadores extranjeros casados con dos criollas panameñas igual de trabajadoras, de padres que aún hoy en día siguen trabajando y honrando el esfuerzo y sacrificio con honestidad, que les puedo decir? Me felicito y los felicito porque todo lo alcanzado, ha sido muy bien merecido y el mejor regalo que puedo dejar a mis chiquillos de porra.

Ya ni temor ni vergüenza siento al contar capitulos de mi vida que antes eran tabús; más bien me siento una reina del día del trabajo.

Y tú? Tienes algún cuento de superación laboral?

La Miss que Floreció…

Bien dicen que las cosas siempre se dan en el momento justo y oportuno, no antes ni después. Cuando conocí por primera vez a mi invitada de este mes, percibí que no estabamos ninguna de las dos en plena sintonía para sentarnos a conversar y menos empoderar a nadie jejejeje.

Hace unas semanas atrás asistí a un evento y en el mismo descubro que está la escultural María Sofía Velázquez (sí, claro que escultural porque para eso se saca la mugre en el gimnasio) jajajaja la verdad es que está guapísima. En ese momento coincidimos y yo muy recatadamente la saludo y le digo que quizás ella no se acuerda de mí pero que ya nos habíamos visto antes. En honor a la verdad, en aquel primer encuentro ambas estabamos en modo de “mamá”; yo estaba francamente un poco desprolija, pero ella en esta ocasión me contestó con un piropo que me vino muy bien; diciendo que ahora si me recordaba pero, sin embargo, me veía diferente; hacía un rato estaba observándome porque me le parecía a una señora muy guapa que ambas conocemos (y que en su momento fue uno de los pays top 10 en Panamá), uff!! Con eso me hizo la noche la María Sofía jajajajaja

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Esta vez sin Resoluciones!

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Ha habido algunos años que me he tomado la libertad y el atrevimiento de hacer una listita de resoluciones, y digo atrevimiento porque yo puedo proponer todo lo que me de la gana pero quien dispone es Dios; dicho esto también es importante saber que somos artífices de nuestro propio destino con el libre albedrío que él mismo nos regaló.
Hay años en que no hago la listita porque con lo exigente que soy si no las cumplo todas, llega la frustración pero hasta eso ya poco a poco estoy aprendiendo a controlar.

Algunas de las personas que han sido mis guías espirituales y emocionales a ratos han coincidido en algo puntual: “mejor recuerda y anota tus bendiciones y tenlas presente siempre para que puedas agradecer y del agradecimiento se abre una puerta de abundancias de todo tipo”, básicamente es eso; así que como yo soy bien juiciosa hago caso y trato de tener siempre presente los años en los que tuve cambios significativos positivos que me llenaron de alegría como 1997 (año que empecé casándome), 1999 (llegada de mi primer hijo super esperado y amado), 2004 (llegada de mi segundo hijo “el sandwich”, bello, especial), y no menos importante 2010 (llegada inesperada de mi tercera hija “obsequio del cielo” luz de nuestra vida), básicamente fueron los años que recordaré a detalle para siempre porque cada uno trajo emociones increíbles. Como segundas bendiciones por supuesto el día que con mucho sacrificio compramos nuestra casa, el día que mandé a la porra a un jefe tirano para convertirme en emprendedora y el día que me compré mi primer carro de agencia jajajajaja satisfacciones menos importantes pero satisfacciones al fin.

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Compromiso y amor: la mejor combinación

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Tengo que confesarles que cada vez que me reúno con alguna de mis invitadas, voy en blanco, dispuesta a que me sorprendan con sus historias de vida, que son singulares; pero hay quienes realmente me envuelven y me roban el corazón; uno de esos casos es Erika Nota.

Sentadas en un lugar acogedor, pedimos cafecito y tesito y empezamos a conversar; permití que ella me conociera primero y se abrieron, casi al mismo tiempo, los cofres de recuerdos.  Sigue leyendo «Compromiso y amor: la mejor combinación»