Y A TI, CÓMO TE FUE EN LA FIESTA?? (Entretenimientos antes vs ahora)

Definitivamente que la pandemia ha sacado un sin número de emociones y actitudes en la gente, que nunca antes pensé, lo bueno es que ya vemos con mayor claridad quien es quien.

Una de mis partes favoritas es que hubo creatividad sin límites y muchos se tuvieron que reinventar, otros meterle el hombro al emprendimiento y otros decidieron desempolvar emprendimientos que en su época fueron super exitosos, pero que eventualmente pasaron a la historia, porque todo lo bueno tiene su final.

Sin embargo, otra gran enseñanza de la pandemia, es que al parecer eso que creímos un “final” solo fue una pausa, son esas casualidades de la vida, que de casual no tienen nada, porque todo está escrito.

Les menciono esto porque un día recibí recomendación de una tercera persona, de una cuenta de IG cuyo nombre me sonaba mucho y no era más que aquel bar “on the go” que se inventaron, cuando mi generación estaba en los 20’s, donde servían para llevar cocteles exóticos, a la gente que salía de rumba y les encantaba pasar a calentar motores antes de ir a sus puntos de entretenimiento entiéndase bares, discotecas y afines.

Me causó mucha gracia y ganas de tomarme un par de esos drinks con #flamantisimo; afortunadamente así fue, aquellos antiguos dueños, revivieron sus tragos, ahora los llevan a domicilio y han puesto a más de cuatro a recordar mil anécdotas de aquella época y recordar gente que no vemos desde hace rato, sorprendidos de que el negocio vuelve a despuntar, ellos están logrando mover su economía familiar y nuevas generaciones están conociendo los deleites que siempre comentamos.

La tecnología ha llegado a unos límites que hasta los cines estuvieron a punto de quebrar en la época de los video club, luego se logró regular los estrenos y los cines triunfaron. 

Antes de pandemia teníamos pelis en casa via web, pero los estrenos aún se podían disfrutar en los cines (uno de los placeres de flamantisimo y yo), y adivinen?! Nuevamente los cines están en cuidados intensivos, porque los lugares de mayor contagio son los cerrados de poca ventilación externa, y ese es el caso de las salas de cine.

Entonces, otro entretenimiento que se creía muerto y sepultado, y por motivos del distanciamiento que se debe tener, ha revivido como Lázaro, han sido los autocines, era algo que nuestros hijos solo conocían por verlo ilustrado en películas viejas o porque alguien comentaba. 

Cuando existieron los autocines, setenteros y ochenteros en Panamá yo era una niña, y para mi mala suerte a mi madre jamás le han gustado cines de ningún tipo, ni teatros, ni museos, mejor pensemos que sus gustos son particulares y diferentes, por ende yo no era llevada a esos lugares y mi padre, un buen día no se que bicho le picó, decidió que sería buena idea llevarme él solo, una vez al cine y otra vez al autocine. 

Yo me lo disfruté muchísimo y como siempre he sido muy observadora de detalles, recuerdo que para entrar al autocine donde fuimos había que pasar por una garita donde vendían el boleto para entrar, una vez dentro, el lote donde estacionaban los carros era de grava negra (piedritas pequeñas) y marcaban el lugar donde debían estacionar los carros, junto a cada ventana de conductor estaba un pedestal que tenía aspecto de radiotransmisor/bocina con un cable que se podía descolgar y poner dentro del carro para escuchar la peli o se dejaba colgado en el poste si gustaban, afortunadamente se le podía subir el volumen para que todos los ocupantes escucharan; las pantallas eran gigantes, tanto que iluminaban la carretera (Ricardo J. Alfaro) que pasaba justo detrás del autocine al que fui y desde esa misma carretera se podía ver toda la película, pero obvio sin audio. Jajajajaja

Ya cuando estuve en secundaria, descubrí que muchas generaciones de graduandos compraban tandas de películas en los autocines para recaudar fondos para sus graduaciones; era todo un trip. Por supuesto, a mi no me dejaban ir.

Gracias a esa única experiencia de infancia, que para mí fue lo máximo; pensé que el resurgimiento de los autocines sería fuera de serie para mis hijos también; así que sin pensarlo dos veces y siendo sorpresa hasta para flamantisimo compré el boleto, en la primera semana de estreno. Tomando en consideración que era fantástica salida sin contacto con más nadie y en nuestra burbuja familiar, luego de tantos meses aislados.

La situación ahora varía porque los autocines, no están en lugares fijos, quienes han decidido emprender este negocio nuevamente, alquilan lotes de estacionamientos, de los varios que hay en la ciudad, y allí ponen una pantalla inflable que es como 1/4 del tamaño de aquellas que conocí, pero con la hermosa ventaja de que escuchas la peli a través de la radio de tu propio auto. Un autocine actual.

Ese día llegamos, la película era familiar, todos entusiasmados y supuestamente preparados, porque hasta almohada llevaron jajajaja, flamantisimo y yo adelante, ellos 3 atrás, nosotros tenemos una camioneta así que estrechos no estaban, peeeerrrooo, no tardó el momento en que se formara la fajasón de los dos más pequeños, que si no veían, que si tenían hambre, que si estaban estrechos e incómodos, en fin, todo lo que no pensé de verdad que ocurriría, pedimos pizza para calmar los ánimos, y bebidas, ya me imaginan ustedes, yo estresada que no se fuera a caer ningún pedazo de pizza ni de bebidas dentro de mi carro, soy ferrea opositora que se coma dentro de los vehículos, nunca lo permito pero en esta ocasión cedí porque tenían hambre y deseaba hacer la experiencia placentera.

En fin, fue una noche para no olvidar, porque vivimos de todo, risas, peleas, lloradera, molestia, miedo (porque la peli tenía pedacitos de suspenso), angustia, sosobra por si se caía la pizza jajajajaja eso era como montaña rusa de emociones, algo totalmente diferente a lo que recordaba de mi niñez, flamantisimo solo me veía compasivamente, porque él sabía las expectativas con las que salí de casa, para luego reparar que no son ni los mismos tiempos, ni los mismos hijos, ni los mismos autocines. Los niños de aquella época eramos muy sumisos y los padres tampoco criaban como ahora, eso se notó.

Al regresar me reí y le dije a mis hijos que esperaba que les hubiese gustado, teniendo claro que para la niñez de entonces, cosas como esa nos parecían innovadoras y fuera de serie (la gran cosota), mientras que nuestros niños y jovenes actuales han visto mil y un millón de cosas WAO! (algo impensado en 70’s y 80’s), solo le pido al cielo que todo eso que ven a través de pantallas, no haga que pierdan la capacidad de sorprenderse y de emocionarse, al fin y al cabo es eso lo que le da sentido a todo.

El mundo cambia y evoluciona, mejora para unos, empeora para otros, lo cierto es que cada quien en su momento y en su tiempo disfruta, recuerda y cuenta como le fue en la FIESTA…..