Hoy les conversaré sobre “la fiesta de todos los panameños”, como le han denominado los medios; y saben qué? Es la verdad, estos cuatro días en verano son muy esperados y apreciados.
Ahora me querrán contestar muchos de ustedes: “ no no cuarentidiva, déjate de inventar porque esa fiesta no es mia y no me gusta nada”
Y yo les contesto: “sí les gusta porque gracias a la fulana fiesta del rey momo, todos y digo todos, tenemos cuatro días para hacer lo que nos da la gana literalmente”.
Miren, a veces es hasta gracioso ser observador; yo podría quedarme aquí enumerando una lista larga de como la gente agarra sus cuatro días y los disfruta según sus gustos y preferencias. No los voy a mencionar todos, pero aquí les van un par.
Por supuesto que el grueso de la gente se va para los diferentes pueblos del interior al jolgorio propio del carnaval, con los escándalos, los borrachos, las reinas, las tunas, las mal dormidas etcétera todo lo que implica el carnaval panameño en su máxima expresión (allí se ve de todo y un poquito más), pero la gente encuentra un extraño desahogo en el desenfreno y si ese es su placer pues que lo disfruten. Yo antes esperaba lo que pasaban por la televisión para verlos de lejos, pero ahora con las redes sociales uno ve en tiempo real el desmadre. Qué les puedo decir? Cuestión de gustos, como quien se come los mocos.
Decidí vivirlos un par de veces en mi vida y ok pero ya, al menos sé como es. Y no descarto regresar en alguna otra ocasión.
Después de ese grupo de gente están todos los que prefieren playa, los que tienen casa y los que alquilan casa o resort; las playas se atiborran casi igual a los pueblos (cualquier cantidad de gente), sobre todo familias con niños que sienten están en un ambiente más controlado y seguro. Igual en las playas muchos beben y se emborrachan igual, en ocasiones intercalan un par de días a los carnavales más cercanos al arco seco que son en Penonomé, ya la gente sabe que los playeros acuden a sus esperados “culecos” un par de días debajo de un arbol de mango denominado “el manguito”, más tranquilo que en otros culecos en Azuero.
Luego están los que viajan, desde meses antes todo mundo va planeando lo que desea hacer en los días de carnaval, las agencias de viaje desde un año antes ofrecen paquetes con diferentes destinos atractivos: desde cruceros, Disney, islas, playas hasta Europa, hay para todos los gustos y presupuestos, lo mejor es que se pueden abonar o comprar club (una maravilla), se abrió el compás para que más gente pueda viajar. Antes solo lo hacía el que tenía dinero o quien había ahorrado por su cuenta.
Algunos otros prefieren montaña tipo Altos del María, Boquete, Volcán y esos lugares que brindan un clima delicioso y tranquilo que invitan a pasear, comer rico y descansar (romántico y tranquilo, digo yo) jejejeje en realidad cada quien le da a su paseo el sabor que desea.
De hace algunos años para acá se han vuelto muy populares los retiros espirituales de algunas religiones, la gente decide que en esos 4 días desea entrar en un ambiente de meditación profunda, contacto con el ser supremo y hacer introspectiva buscando ser cada día mejores. (Como dije antes, cada quien hace con sus cuatro días lo que le hace feliz para regresar renovado), lo importante es sin derecho a críticas porque cada quien sabe lo que necesita, somos diferentes.
Y finalmente están los que deciden quedarse en la ciudad con la super comodidad de que se maneja delicioso, no hay practicamente carros, se puede comer rico sin tanta espera en los restaurantes, se puede ir de compras al mall sin tanta gente, se puede hacer barbacoa en el patio bien relax, poner una hamaca, leer un libro, ir al cine sin tanto atropello, sacar los perros a pasear, o sencillamente decir me la voy a pasar durmiendo o empijamado viendo películas o series toda la distancia sin remordimientos.
En resumen, se dan cuenta que los carnavales (sin buscarle significado por favor), efectivamente son la fiesta de todos los panameños? Pues claro porque nos ofrece 4 días para que escojamos que deseamos hacer, como queremos disfrutarlo y sacarle el mejor provecho. Son “vacacioncitas” obligadas.
Tanto el estado como las empresas privadas poco a poco fueron entendiendo que era inútil forzar a la gente a quedarse trabajando porque había muchos empleados que sencillamente faltaba, o pedían los días de sus vacaciones o se escapaban o hacían cuanta cosa para no laborar, porque de verdad sienten el deseo de hacer una pausa en el camino para refrescar y avanzar. Aunque eso les cueste quedarse desplatados por una buena temporada.
Oficialmente los días libres son domingo y martes y yo me pregunto el grado de maldad de la persona que puso eso en la ley laboral (porque nadie me va decir que no fue maldad), quien en su sano juicio deja un día en el medio de obligación para trabajar?, creo que la ley debería modificarse, al final la gente está haciendo los arreglos para irse todos los días seguidos, la economía en algunos rubros se mueve muchísimo: licor, comida, combustible, ropa veraniega, trajes de baño y todo lo otro que chorrea. Los pueblos en el interior tienen un alza en sus ingresos, eso les ayuda a subsistir el resto del año.
En fin, yo si les puedo decir super fascinada que me encantan los carnavales porque tengo un abanico de posibilidades para pasar con mi esposo e hijos a nuestras anchas, amo pasar tiempo de ocio con ellos en los que no tengo que estar “chiquillo recoge tu cuarto” “chiquilla ponte a estudiar” “estoy llena de trabajo y no puedo hacer esto o aquello”, en los días libres nos permitimos fresquiar con gusto.
Ojalá cada uno de ustedes encuentre su momento especial cada año en febrero, en el que se sientan rico para disfrutar solos o acompañados, es necesaria la pausa para arrancar con ganas y optimismo después, en un mundo de desesperanza. Celia Cruz decía que la vida es un carnaval, yo pienso que más bien es necesario el carnaval para sobrellevar la vida. No creen??
Así mismo es… Buenísimo tu post
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