Acabamos de entrar al 2019 y como de costumbre el tiempo corre a la velocidad de un rayo laser; insisto en que tengo el mismo problema de siempre o me falta aún más organización o la vida va más rápido de lo que puedo correr, constantemente se me quedan cosas pendientes por hacer, contestar, ejecutar, hablar, reunir, anotar, resolver etc etc. Y no solo lo mío sino muchas cosas de #flamantisimo y mis hijos.
No les ha pasado que desean inscribirse en un curso o a los chicos y cuando llegan ya se pasó el período de inscripciones y se quedaron por fuera?
No les ha pasado que deben llevar un documento a algún lugar y cuando llegan ya venció?
No les ha pasado que van de viaje y por más que empacan y empacan y empacan, cuando llegan a su destino algo se les quedó?
O resulta que regresan a casa para descubrir que han dejado olvidado algo importante en el lugar donde estaban?
No solo es lo desmemoriadas que nos vamos volviendo sino que todo es una constante corredera.
Estamos tan acostumbrados que con la tecnología todo es en el ACTO que cuando esa tecnología se demora un poco empezamos a preocuparnos.
Una de las cosas más graciosas que me han ocurrido en los últimos tiempos es que en nuestro país todo mundo te dice: “oye no pasa nada tu me transfieres y listo”, lo dicen suponiendo o estimando, por supuesto, que todos tenemos cuenta en ese mismo banco que todos conocemos que tienen montones de sucursales y miles de cajeros y que su banca en línea es super amigable (sí sí ese mismo que estás pensando), porque se ha vuelto práctica común eso de las transferencias. Me imagino la telaraña cibernética que se forma todos los días. Jajajaja
Al menos yo siento que cuando termino algo y me doy por satisfecha, hay 8 cosas más que esperan por mí.
Eso de ir a hacerme el blower, tomarme una sopa, maquillarme, hacerme el selfie y escribir el blog al mismo tiempo se está convirtiendo en práctica común.
Ya de basiquitos no tenemos NADA, todo es rápido y en gran escala.
Eso de salir con los novios, maridos o hijos a comerse un raspa’o o un cono de helado no es paseo, que va!!
Eso de llamar a alguien por teléfono público, ni es, muchos ni saben como se marca. Prefieren pedirle minutos a un extraño que vaya pasando por la calle.
Es más, ya ni los dulces de cumpleaños son nada sin las bengalas jjajaja, eso de cantar con velitas normalitas no aplica.
Y por supuesto, como ya mencioné, las fotos hasta en casos extremos son necesarias sí o sí, ya sea por tener el recuerdo o por la famosa y sin igual “takilla”.
Estar sin celular es algo impensable porque es como una extremidad más de nuestro cuerpo; tanto así que si sales de casa así sea a la tienda de la esquina, y te das cuenta que se te quedó el celular, te regresas sin pensarlo dos veces.
Todo esto lo único que nos indica conforme pasa el tiempo, es que la evolución del mundo, de la gente, de la vida en general, va a galope, hay que adaptarse y ponerse a tono si no deseas quedarte congelado en una época.
Algo hermoso en todo esto, es que quienes nos van actualizando constantemente, son nuestros propios hijos de todas las edades; al menos yo que tengo tres generaciones tan distintas en casa, no tengo manera de estar tan perdí’a. Aunque ojo!! Hay veces que sí se me va el avión y no saben como se ríen ellos.
Por supuesto la moraleja de todo este frenesí de velocidad supersónica es: Definitivamente que no hay manera de bajar el ritmo que hemos alcanzado y se va poner peor, quejarse no sirve de nada, si queremos seguir siendo felices y agradecidos hay que seguir actualizando, quizás muchas cosas no nos gusten pero es lo que nos toca.
Nuevo año, nueva oportunidad de actualizarnos, para brillar, para alcanzar metas a corto y largo plazo, esperanza por lo inesperado, porque hay montones de situaciones que no sabemos que nos van a suceder, pero aquí estamos todos a la espera, de modo que debemos estar preparados con las mejores armas que es la actitud y la valentía.
Esperando lo nuevo pero a toda velocidad….
Cuarentidiva 