Los seres humanos hemos demostrado a lo largo de los siglos que andamos en la constante búsqueda del equilibrio (bueno algunos porque otros están bien»ponchi»), jeje, ese equilibrio lo hemos encontrado en la mezcla perfecta entre deberes, trabajos y situaciones serias que a veces nos provocan ansiedad/stress y la diversión que es lo que nos ayuda a ablandar ciertos momentos y nos permite un desahogo; uno de esos es ver y vivir los deportes a nivel profesional. Desde la época de los gladiadores, eso de reunirnos alrededor de algo y animar o abuchar es parte de esa diversión.
Uno de los actuales «opios» de las masas a nivel mundial es el futbol soccer. Tanto así, que varias federaciones astutamente, crearon ligas por continentes y la mayor de todas reuné a todos los países del mundo, una gigantesca industria que mueve miles de millones de dólares, producto no solo de las entradas a los juegos sino medios de comunicación y venta de productos, en cualquier época del año.
Ayer viendo uno de los juegos de la selección de mi Panamá, con mi familia, de repente, empecé a analizarnos, cómo un juego que empieza con el solo deseo de ganar y que 11 personas a las que apoyamos y nos dan sentido de pertenencia, hacen que nos de susto, que se nos quiere salir el corazón o emoción porque lograron o no su objetivo??. No nos conocemos entre sí, pero cada quien siente admiración y respeto hacia ellos y de vez en cuando la gente se arrebata y los manda por un tubo, como si estar en su posición fuera sencillo.
En fin, estos señores en 90 minutos nos hacen sentir emociones de todo tipo; la gente hasta se siente con derecho de exigir, gritar, patalear, tirarles besitos, aplaudir de todo jejeje los pobres reciben todas las vibras tanto buenas como no tanto jajajaja son un imán de emociones. Creo que al final eso también los ayuda a encontrar su propio equilibrio y serenidad.
Por supuesto, jamás faltan los disque «eruditos» en el tema que nunca en su vida han pateado un balón, ni se han preparado en esa disciplina, pero se creen técnicos con la mayor experiencia y son los que tienen la lengua más suelta, los que le quieren dar consejos y ordenes al técnico, a los jugadores y hasta la misma federación.
Al final del camino, si el equipo gana o pierde no pasa nada, al día siguiente amanece igual y la vida continúa, todos a trabajar y estudiar para tener un mejor porvenir. Y literalmente es así, luego de casi sentirnos infartados la noche anterior, amanecemos con otra sintonía.
Para los jugadores y equipo técnico aparte de ser su pasión es su trabajo y saben que deben estar en la constante búsqueda de ganar partidos, dar buenos espectáculos y seguir trasmitiendo emociones que hacen que la gran rueda siga dando vueltas.
Personalmente esa angustia en parte gustosa no la quiero abandonar, seguiré apoyándolos ganen o pierdan, para mí son los valientes que aceptan el reto de ser adorados o repudiados y le ponen el pecho a lo que venga, pero principalmente son hombres que en su mayoría provienen de barrios en riesgo social, que afortunadamente tuvieron la visión a tiempo para no ir por el camino incorrecto; algunos inclusive conocieron ese camino pero recapacitaron y se enderezaron. Eso es precisamente lo rescatable para mí, la parte humana a la que casi nadie le mete mente.
En hora buena muchachos, ojalá en las manos de ustedes esté la oportunidad de ir por primera vez a un mundial, pero sino han hecho lo mejor que pudieron y siempre les recordaré como unos guerreros y seguiré depositando mi confianza en la próxima generación de nuchachos formados para defender los honores deportivos.
Arriba Corazones!! Que sí se puede… Somos la 12.
Cuarentidiva 