Esta semana celebramos el Día de la madre, y me dije: quiero algo original y diferente, creo que una entrevista con alguien genial, positiva y llena de energía nos vendría «como agüita de mayo» y zaz!! Se me alinearon los planetas y me pude reunir con Paola Schmitt.
Sin lugar a dudas no me equivoqué, pero creo que me quedé algo corta, ella es deslumbrante, lo que más deslumbra es su sencillez y humildad.
Paola es la hija sandwich de la familia, en donde la mezcla de sangre española, colombiana y alemana no se hizo esperar. Tres chicas hermosas e inteligentes. Pero lo más importante; las dejaron ser.
Muy independiente desde joven, aprende a ser responsable y madura desde temprana edad porque así se dieron las circunstancias y toma las riendas de un negocio que inicia como familiar, mientras tanto estudia de noche en la universidad, luego se gradúa, eventualmente se muda sola, hace su vida, viaja, conoce mundo y hasta besa varios sapos que no fueron los elegidos. Jejeje
A los treinta y tantos conoce al hombre de su vida, a quien le advierte desde el día uno que ella no cocina porque no le gusta (jijiji que casualidad encontré una tocalla), se casan tienen dos hermosas princesas (al parecer el matriarcado continúa) y aquí es donde se pone la cosa buena.
Paola comenta sin tapujos, y haciendo una analogía que ella tenía la vida perfecta de la barbie, con la casa perfecta, su ken, sus pequeñas, el trabajo perfecto y muchas comodidades, pero por alguna razón que no entendía era terriblemente infeliz.
Aparte de eso se hacía cargo de todo cuanto podía y cuanto no, era la «resuelvelo todo» número uno de sus asuntos y de los ajenos, era la que nunca decía que no, a pesar de cualquier situación, la que incluso no dejaba pagar en un encuentro, o se encargaba de los hijos de otros con tal de apoyar, era la que le costaba trabajo recibir ayuda de ningun tipo, hasta las cosas tan básicas como un cumplido eran difíciles de recibir. Quizás la palabra atribulación podría describir sus días, a tal punto que llegó a comentarle coloquialmente a una amiga que: a «ella le gustaría estar como 3 días en un hospital para que nadie la atormentara y poder estar con tranquilidad sin hacerse cargo de nada», pues señores a veces hay que tener mucho cuidado con lo que se desea.
Un buen día se siente una «bolita» en uno de los senos, ya ella se había hecho su chequeo general anual que no había arrojado nada inusual, le comentó a su doctor y este dijo que eso no era nada; como su intuición está bastante desarrollada y ya anteriormente había tenido extirpación de la tiroides, decidió buscar una segunda opinión y este otro doctor si decide hacer una biopsia que arrojó positivo a cáncer.
Como a toda paciente que recibe la noticia fue devastador pero también fue motivo de fortaleza, gracias a las rápidas acciones de este doctor se pudo extirpar el tumor que estaba encapsulado y no afectó nada en el área, no fue necesaria una mastectomía, pero si las terribles quimios y radios (con sus espantosos efectos secundarios). Ella como una guerrera no permitió que sus hijas aun muy pequeñas se enfrentara ni siquiera a la terrible palabra con «C», para ellas mami solo estaba en un tratamiento y la vida continuaba con sus mismas rutinas, para que el impacto no fuera tan grave. Hasta que por fin terminaron las sesiones dejándola a su paso, sin cabello, sin uñas, con una piel destrozada pero con las mayores enseñanzas del mundo.
Lo primero que aprendió fue a ser más humilde y aceptar ayuda, en paralelo aprendió a soltar, a dejar que las cosas fluyan, a delegar a permitir que cada quien cargue sus propias decisiones y consecuencias sin sentirse ella responsable de «rescatar al mundo» como si fuese la mujer maravilla. Aceptar que la vida sigue y el mundo sigue dando vueltas aunque dejemos de existir. Y no pasa nada, todo continúa.
Entonces de que vale estresarse ó exigirse, se pueden hacer las cosas sin prisa pero sin pausa, alcanzar metas y propósitos haciendo todo lo que se necesite para lograr los objetivos pero la vida misma va indicando si después de esos esfuerzos vale la pena continuar, insistir o en todo caso soltar. Todo tiene su tiempo y nada ocurre en la víspera sino cuando toca.
A raíz de esa experiencia sin igual, el negocio que proveyó por mucho tiempo pero que tampoco llenaba a Paola no pudo continuar y lo cerró, de repente se ve en casa sin negocio y sin ingresos, ya ella contaba hace años con su blog y decidió comenzar una nueva vida laboral, pero esta vez el requisito era ser felíz, sigue escribiendo y se convirtió en life coaching y motivadora personal. De acuerdo a como le brillaban los ojos creo que ese es su «trabajobbie» porque lo ama y le proporciona más satisfacción y felicidad que toda su vida laboral pasada.
Parafraseando algo que la misma mamá de Paola y Caroline me dijo y que me llegó al alma es que: «hay ocasiones en la vida en que Dios decide hacer una podada (como si fuesemos arbustos), para permitirnos volver a florecer como mejores personas», tomar eso como una enseñanza para crecer, aceptar, perdonar, soltar, liberar y reconocer que la felicidad no viene en paquetitos en los super. La felicidad se logra de adentro para fuera y trabajando todos los días para tener un entorno en armonía que nos permita ver claridad que queremos y hacia donde vamos con optimismo.
Que este día de la madre sirva para reflexionar a través de la experiencia que nos regaló Paola. http://www.paolaschmitt.com
Recordemos que quien aprende por cabeza propia es inteligente, pero quien aprende por cabeza ajena es Sabio…..