Cuando una pareja decide tener un hijo o de repente el hijo le llega sin planearlo, ciertamente empieza una carrera como padres que no termina nunca, es una maratón para el resto de nuestras vidas en donde a veces no hay chance para detenerse ni a pensar, ni a beber agua, ni a peinarse o comer bien, y para ir al baño ni pensarlo jejejeje manera jocosa de decir que no sabemos ni que hacer, todo es ensayo y error (principalmente con el primero) pero no nos podemos detener aunque nos equivoquemos.
Por andar viviendo el día a día y apagando cuanto fuego se nos enciende a diario, no hay tiempo de pensar como será nuestra relación con ellos dentro de algunos años.
Y de repente – tanananaaaaa – nos revienta en la cara que el chico creció en un pestañeo y es un adolescente casi hombre; allí es donde tenemos que sacar a prueba nuestra inteligencia y astucia para que todas las cosas que pasan por esa cabecita sean canalizadas a través de nosotros como padres; pero ojo! aquí es donde un par de padres «pierde la chabeta» y en su afán de que el hijo le cuente cosas y le tenga confianza le vende la idea de que son «amigos»; no señor, juegue vivo y ubíquese; usted NO es amigo de su hijo usted es Padre/Madre, que es mucho más importante y valioso que un amigo. En una palabra son los Incondicionales de los Incondicionales. Muy por arriba en el organigrama de la vida.
Ambas partes deben entender que la confianza es fundamental, llegan temas como los nervios y angustias por vivencias nuevas, el sexo, preferencias religiosas, filosofía de vida, el amor, planteamientos quizás diferentes a la educación que se les ha dado en casa. Es clarísimo que nadie nació grande, todos pasamos por esas etapas, pero no tuvimos la ventaja de tener padres con la visión y mente abierta que tenemos los padres de hoy día, salvo ciertas excepciones.
También tomar en cuenta el temperamento de cada hijo (no todos son iguales), de modo que los mensajes no llegan igual, aunque sea el mismo discurso para todos.
Creo que ahora entiendo a mi suegra cuando decía: «Hijo chiquito problema chiquito, hijo grande problema grande»; para los padres que sí nos queremos involucrar es muy difícil tocar algunos temas y ni hablemos de como se sienten los hijos.
Creo que uno de los más escabrosos es la parte sexual, es una conversa que a algunos les cuesta una barbaridad. Los hijos no conciben la idea de que sus padres mantienen relaciones sexuales; y aquí es donde yo les digo a los mios: «de donde creen que salieron ustedes?» Jajajaja, me responden: «mamá es que a nadie en este mundo le gusta imaginar a sus padres teniendo sexo, es como bizarro» me dicen, pero si nos ponemos a ver eso ocurre porque la visión que todos tenemos de nuestros padres es precisamente como «padres» no como personas, somos seres humanos como cualquier otro.
Otros temas como inseguridades, embarazos precoces, enfermedades de transmisión sexual, preferencias sexuales. En fin; temas que dan mucha tela que cortar pero solo tocamos lo que nos atañe en el momento.
Esas creencias locas de los padres de antes que las chiquillas debían permanecer encerradas casi presas en la casa pero los muchachos a la calle a hacer cuanto se le pasara por la cabeza; inclusive padres llevando a sus hijos a prostíbulos a buscar experiencias que no les hacía ninguna falta, no fueron las mejores prácticas, nos encontramos entonces hoy en día con gente viviendo vidas dobles (una vida que permiten ellos que todo mundo vea -la de revista y redes- y la otra vida digna de un librito negro). Y todo de dónde viene?? De la mala crianza, falta de comunicación abierta y franca sin tabúes, sin persignaderas.
Somos lo que somos: seres humanos con virtudes, defectos, necesidades, adicciones e instintos. Lo que debemos saber es hasta dónde podemos llegar, hacia dónde queremos ir y cuál es la vida grata que deseamos dejarle a nuestros hijos.
Entender que están muy claras las reglas en este mundo entre lo correcto e incorrecto, si hacemos lo primero tendremos muchas recompensas pero si nos dejamos arrastrar por el segundo habrán consecuencias no tan agradables. Cada acción puede tener una reacción y ante eso hay que plantear una tregua porque siempre para un roto van a encontrar un descosido.
Me considero open mind (de mente abierta) y he preferido siempre hablar sin tapujos tanto con mi pareja, familiares y amigos como con mis hijos, ahora grandes, sé que en muchas ocasiones mis expresiones abiertas y demasiado francas han chocado o causado molestia o estupor en mucha gente a mi paso, no creo que haya la necesidad de que cambie porque lo que realmente busco es vivir sin nada que ocultar de una manera transparente y abierta, sin la mortificación del que dirán; por ese mismo motivo me he ganado la fama de confesionario de muchos, porque para ellos tengo la combinación perfecta: 1) no me espanto por nada de lo que deseen decirme; 2) no cuento jamás lo que se me confía y 3) y le aconsejo con lo que yo considero debe escuchar no lo que deseen escuchar aunque eso signifique que se molesten.
Me encanta llevar la fiesta en paz con todos porque pienso que la armonía en nuestro entorno es básica para ser felíz, peeeeero si siento que debo decir algo lo digo y ya, por supuesto sin ofensas, pero lo digo.
Es eso precisamente lo que deseo que mis «razones de vivir» aprendan, entiendan, asimilen y cada vez que en sus vidas necesiten quien les ilumine el camino sepan que cuentan infinitamente conmigo.
Cerrarles sus ilusiones, esperanzas y sueños nunca jamás en la vida, quiero que mis hijos sean lo que deseen ser que principalmente los haga felices, por supuesto sin hacer daño a nadie.
Ser felices es la razón por la que les ayudo a labrar su destino todos los días. Les va tocar caerse equivocarse y sufrir también para que tomen experiencia, pero para eso también estoy yo, secarles sus lágrimas y ayudarles a pararse y seguir.
Consejo sano, escuchenlos, escuchen a sus hijos detenidamente a veces en sus mismas palabras están las soluciones pero ellos no las ven.
Escuchar y hablar Toca….
Buen consejo de una madre actualizada y consciente.
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