….Son tantas cosas bellas

A todos nos gusta tener nuestra casa bonita, acogedora, limpia, cómoda, nuestro remanso de paz; en donde en ocasiones invitamos amistades especiales, donde nos gusta ser estupendos anfitriones y pasarlo sabroso con los menús preparados por nosotros mismos y sabemos que nos quedan «supi cucu».

Pues adivinen??, nuestra casa fuera de la casa es la PATRIA, el terruño, el país donde nacemos y crecemos, lleno de costumbres, tradiciones, rituales. Esa mística especial que tiene cada cual y lo hace original, individual y diferente. 

Puedo hablar con propiedad de mi país: Panamá; en donde la mayoría de la población tiene mezcla de varias sangres porque hay decenas de colonias que han llegado a través de los años, ya sea a trabajar en el canal o a fundar empresas y negocios y ellos sencillamente se enamoraron perdidamente y se quedaron. Luego llegamos nosotros, los «panameños descendientes». Por eso es que hay tanta mujer bonita y bien curvilínea jejeje pues en la variedad está el sabor.

Tenemos nuestros símbolos patrios rojo, azul y blanco (cada uno con su significado), nuestra comida condimentada a la cual no le puede faltar buena salsa colorada y un oloroso culantro cultivado en el mismo patio de la casa.

La variedad musical que jamás nos falta, por supuesto la música criolla que hasta a la persona de mayor abolengo le gusta bailar en un solo mosaico y sacarle brillo a la hebilla en la tanda vernacular de fiestas, bautizos, quinceaños y bodas.

Ni hablar del vestido más hermoso del mundo, lleno de influencia Española; a las cuales les llamamos polleras; hay variedades de todo tipo hechas a mano y entregadas a pie; donde quedan más de cuatro pestañas y callos de laboriosas artesanas, son hechas a la medida de quien tiene los recursos para pagarla aunque sea de poco a poco, porque no existe panameña que no sueñe con tener ese vestido mágico que con solo medírtelo sin adornos te hace sentir la mujer más bella del universo, con el cual hasta las tímidas se atreven a coquetear.

Por supuesto si finalmente logras comprarla y ponértela con todas sus prendas de oro que incluye hasta las hebillas de los zapatos; ese día sin duda te conviertes en la reina del mundo. Es un efecto que solo quienes se las han puesto pueden describir; y ojo! se quedan cortas.

Nos llenamos la boca al hablar del traje típico ante otros hermanos de países visitantes, porque tenemos con que respaldarlo; sin duda. Y que mejor complemento que un buen montuno; (el acompañante de esa dama) con camisillas de hilo cosidas a mano, su sombrero pinta’o de muchas vueltas y con el cual tapa la cara de aquella damisela que busca besar.

Por otro lado los panameñismos no se quedan atrás solo aquí sabemos lo que es: culillo, zambito, julepe, faracho, arrepinche, sofoco, piquiña, frulo, bellaco, arrabalero, chachai, chambón, chinguíar, chifiar, pavo, fulo, chuzo, añingota’o, chicha y cientos más… y expresiones como: sufrir calentura ajena, estar perdí’o,  ayala vida, estar sala’o, juega vivo, estar limpio, bien chaniao, se formó el trepa que sube, el arroz con mango, no parar bolas, le metió su soplamoco y otros cientos también; que graciosamente los hermanos extranjeros que se quedan viviendo en nuestra tierrita aprenden rapidamente y lo aplican.

Nada más sabroso que comer pepita de marañón y ciruela en una hamaca debajo de un palo de mango, con una brisa que te mantenga espelucada.

Nada más rico que tener un lugarcito hermoso donde se produce sal y azúcar en un mismo pueblo.

Nada más sabroso que poder ver el sol salir en el pacífico y poder verlo caer y anochecer en el atlántico porque solo a una hora podemos bañarnos en ambos mares. (Unico país del mundo que lo tiene). Igual que mi canal, que vemos como algo trivial porque cuando algunas generaciones nacimos ya él estaba funcionando.

No puedo permitirme terminar mi escrito sin antes comentar que somos buen diente; nos gusta nuestro buen sancocho, arroz con pollo, ensalada de toldo, plátano en tentación, bollos, buñuelos o torrejas, tamales, chicharrones, lechona, tortilla, bistec encebollado, chicheme, chicha de naranja con raspadura (y no es la que le comieron a Sandra Sandoval), cocada, pesada de nance, duro en cartuchito, suspiros, huevitos de leche, rosquitas coloradas, sin contar la deliciosa comida costeña hecha con orgullosas manos negras, leche de coco, bastante corí y el sin igual picante de ají chombo.

Esta es mi tierra llena de contrastes, sabores, pregones y dichos, en donde nos falta ser un poco más ordenados y aseados, pero nos queremos y aceptamos tal cual somos, donde nadie es forastero, donde abrimos las puertas y somos buenos anfitriones y regalamos con orgullo lo que confeccionamos con amor, con alegría, fe, esperanza en un mejor futuro siempre, con la libertad que otros añoran y debemos valorar; con un enero lleno de sol y playas, un febrero lleno de reinas, agua, guaro y campana, con nuestras procesiones y rezos 40 días después, con un mes de mayo lleno de moscas, con un veranillo a mitad de año, con cuanto festival y patronales Dios creo que se celebran sin chistar, con un décimo tercer mes partido en tres que da pie a los mejores baratillos de la bolita del mundo, con un «NOVIEMBRE cargado de olor a Patria que son tantas cosas bellas», en donde los chiquillos dejan el pellejo marchando y donde las bandas independientes se lucen, y cuando menos acordamos  llegan las fiestas navideñas cargadas de «cuetes» y bombitas y en donde arrancamos desde el 1ro de enero con culecos y sin «tembladera», tierra en donde si hay dinero o no hay, se goza de igual manera. Y donde finalmente, como si no tuviesemos suficiente jolgorio adoptamos fiestas ajenas y le sacamos el jugo y el sabor.

Digan lo que digan no hay como mi Panamá «Puente del mundo corazón del universo», literalmente porque nuestro puente de las américas es el único enlace entre las dos tierras.

Cuan orgullosa me siento de ser panameña, de vivir en un constante crisol de razas, de mis raíces, de mis amistades de todas las culturas y religiones, de mi calor con buco humedad, cuando no está callendo un aguacero de fin de mundo (donde hemos aprendido a mantener el blower a pesar del clima que venga jajaja somos unas campeonas).

Te amo mi Panamá, si tuviese que irme moriría como las ranas doradas cuando las sacan de su tierra.

«Oh! Patria tan pequeña que cabes toda entera; debajo de la sombra de nuestro pabellón; quizás fuiste tan chica para que yo pudiera llevarte toda entera dentro del corazón»

Bienvenido Noviembre, un año más de orgullo…..🇵🇦🇵🇦

1 comentario en “….Son tantas cosas bellas”

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