Como bien decía la diva de todos los tiempos, Marylin Monroe: «Los Diamantes son los mejores amigos de las Mujeres».
Como una de esas situaciones que uno jamás se imagina, me ví de repente gratamente sorprendida por una invitación nada más y nada menos que a la Bolsa de Diamantes de Panamá; a través su vice presidente y buena amiga Judy Meana.
Ese día fue uno de aquellos en que nada de tu closet te gusta, sientes que el cabello es un completo desastre, el maquillaje te hace ver feísima y las uñas sin pintura, fatal a otro nivel jajajaja, pero hice lo mejor que pude y emprendí mi aventura. No estaba preparada para tan enriquecedora experiencia.
Al llegar como si fuese el departamento de seguridad y aduana de un aeropuerto pasé revisión exhaustiva. Ya me estaban esperando, previo aviso, y comenzamos nuestro recorrido, con gafete de visita. Tengo que advertirles que desconocía totalmente el movimiento de esta empresa en mi país; cuando entré me declaré ignorante de todos los temas que allí se tratan, por consiguiente hasta la preguntas más elementales que se me ocurrieron las hice… y qué?? Si no sé, es mejor eso que quedarme perdida. Por lo pronto sepan que pasas la puerta y allí dentro es zona franca (o sea libre de impuestos), por lo cual los negocios en su mayoría son con extranjeros.
Entramos en un salón llamado «trading floor», que utilizan para hacer la compra y venta de gemas y joyas, en donde tanto vendedor como comprador se sientan uno frente a otro a revisar las gemas, a ver los cortes, tamaños y que tan «puras» son. De acuerdo a eso se da precio y se efectúa la venta. Vale la pena mencionar que más bien se mueven a grandes escalas, o sea grandes ventas. Luego me mostraron una maqueta preciosa de lo que será próximamente su nueva sede, un edificio de más de 45 pisos…divino.
Lo que jamás me esperé encontrar fue un área reservada para joyerías (en su mayoría Italianas y otras de India e Israel) que según me cuentan son el top en joyería a nivel mundial. Visité varias pero hubo dos en donde pude inclusive entrevistar a expertos en el mercado.
En la primera tuve el placer de conocer a su dueña y diseñadora de joyas Maryline Pataro, una joven hermosa y encantadora de descendencia Italiana. Me contó que ella es tercera generación en el negocio de joyas, que a lo largo de su vida a podido viajar, conocer, y trabajar en fábricas con orfebres etcétera y eso la ha ayudado a tener «ojo» para las buenas gemas.
Me desaté entrevistándola porque ella amablemente me lo permitió. Entre las muchas dudas, está la diferencia entre diamante y brillante (el primero es la piedra, el segundo es el corte de esa misma piedra). También, sobre diferentes cortes, otras gemas que no son diamantes, la demanda, que tan caro se ha puesto el oro…etc. Me dijo algo que me llamó mucho la atención: que en este negocio casi todos se conocen por ende los tratos se cierran con un apretón de manos, de palabra sin tanto papeleo 😳. Pero luego me dice: «si a uno de ellos se le ocurre faltar a su palabra, queda fuera totalmente del mercado porque todos los demás lo rechazarían». Por supuesto nadie quiere que lo destierren del paraíso.(eso lo digo yo)…jeje
Otra pregunta casi de rigor fue: ¿Qué puede estimular a un hombre a llegar a una joyería como la de ella, en donde las prendas están entre 5 mil y 25 mil dólares por pieza, para comprarle a su amada (entiéndase esposa, novia, prometida, pretendiente, amante) una joya de ese calibre? Luego de unos minutos pensando me dice: «Realmente no lo sé, pienso que todo tiene que ver con el poder adquisitivo de ese hombre, lo que para nosotros puede ser algo extraordinario para una persona con mucho dinero es una compra más.» Inclusive me dijo que ese tipo de compra por parte de caballeros es más frecuente de lo que pensamos, algunos hasta mandan hacer las piezas de acuerdo a su gusto particular… y al cliente lo que pida, si tiene como pagarlo. Pero coloquialmente llegamos a la conclusión, que también el gasto es directamente proporcional a lo mal que se portan…jajajaja (esa información la sacamos precisamente de un caballero conocido).
Vi tantas bellezas que no puedo ni explicarles. Y lo más sabroso ¿adivinen?! Mientras conversábamos, esta servidora se midió cuanta joya le ponían por delante, con la alcahuetería de Judy. Una belleza detrás de la otra jajajaja sentía que fueron mis mejores amigas desde siempre y me las quería llevar todas jajajaja
Otra cosa de la cual conversamos, fue de las joyas al pasar del tiempo. Primeramente, las joyas son una inversión como cualquier propiedad que usted tenga. En el tiempo de antes, la manera en que las familias de alcurnia o abolengo demostraban su estatus, era a través de las joyas que se le veía a las matriarcas en los diferentes eventos, y en su justa medida ellas iban heredando y los nuevos esposos colaboraban con cada vez más bellos obsequios a sus damas. La manera máxima de alagar que tenía un hombre en aquella época era regalar una joya muy valiosa; eso era porque no existían otros productos que ahora llamamos de valor o de lujo, que pudieran competir con las mismas. Actualmente, una cartera o bolso de diseñador, zapatos, ropa, un auto, un celular de última generación y otros artículos puede igualar en precio aunque no en belleza a las joyas.
Luego de despedirme de Maryline procedimos a visitar otra joyería, la recién inaugurada boutique de Roberto Coin. Este diseñador, a mi parecer, es menos clásico, más bien es exótico, extravagante, llamativo, con piezas que impactan por su belleza, detalle al máximo, exageración en piedras y tamaño de las piezas y de precio…ni hablemos habían pulseras de 80 mil dólares en varios escaparates como si fuera algo de lo más normal; fueron muy amables, me permitieron también probarme esas exquisiteces, me dieron chocolates, me ofrecieron si quería beber: agua, champagne, café, té; tratamiento de alto perfil. Para ellos todo el que pase por la puerta es posible cliente, por más sencilla que se vea la persona. Definitivamente para atender negocios como estos, necesitas gente con vocación de atención y conocimiento, porque las preguntas no son sencillas; quien se vaya a comprar una joya de 100 mil dólares quiere preguntar hasta el tamaño de las piedras y sus cortes.
Definitivamente concluyo diciéndoles que por lo que observé y pregunté este es un negocio que va en ascenso en mi adorado Panamá. La seguridad que se debe tener en un lugar así es extrema y se tiene. En nuestro país vive gente con mucho dinero y de paso vienen extranjeros que manejan, como decimos en buen panameño: «el verdadero billullo» y lo manejan como si fueran 3 reales. En hora buena por ellos, que lo disfruten.
Siempre es bueno conocer ese otro lado de la moneda al cual no todo el tiempo se tiene acceso y saber que existe gente que vive como principes en la vida real; no son cuentos de hadas.
QUE SENSACION TAN EXTRAORDINARIA!! Fui una reina, una sultana, una faraona por un par de horas. Prendas que jamás olvidaré y estoy segura ellas tampoco me olvidarán a mí porque fue amor a primera vista jajajaja. Les dije que me esperen…de repente en mi próxima vida puedan llegar a ser mías.
Le agradezco de corazón a mi amiga Judy Meana, Vice presidente de la Bolsa de Diamantes de Panamá y los dueños y administradores de las joyerías que con tanta amabilidad y sencillez me atendieron y me regalaron su tiempo y prestaron sus hermosas joyas. ¡Ojalá se repita!. Experiencia INOLVIDABLE para contar a mis nietos.